"Vengo de una familia de criollos viejos, cuyos orígenes están en Padua.
De mi bisabuela para acá, todos argentinos. Mi padre obrero panadero y
anarquista; o sea, no hacía changas ni horas extras. Siempre decía que un
obrero no tiene que tener dos trabajos ni mucho menos quitarle el trabajo a otro
obrero. La dignidad para él estaba en mantenerse con un solo trabajo, o sea
que no teníamos casi nada. Tuve muy poca ropa y un único par de zapatos (el
que me exigían en la escuela, pero que también servía para las fiestas).
Vivíamos en la parte más humilde de Saavedra, en una calle de tierra, que era
barro cuando llovía. Hasta mis 10 años no hubo agua caliente: el gas no había
llegado al barrio. De ahí vengo. Más pobres que nosotros sólo eran los
mendigos. Ahora bien, otras cosas, en cambio, no faltaban. En casa había
muchos libros y una vez por mes íbamos al Teatro Colón. Era una decisión
sobre en qué cosas se debía gastar y en cuáles no, y si bien de chica yo
hubiera querido tener más ropa que libros, con el tiempo me di cuenta de que
ésa había sido la mejor manera que mi familia había encontrado para
ayudarme. Ese obrero cultivado, amante de la cultura, sin proponérselo me
estaba haciendo cambiar de clase. La cultura nos hace cambiar de clase. Una
no traiciona lo que es, pero se produce un ascenso social irremediable y
empezamos a tener otro tipo de apetencias y necesidades."
Juana Bignozzi
- Editorial: MANSALVA
- Paginas:
192
- Edición:
2025
- Idioma:
Castellano
- Peso:
500
- Alto:
2 mm
- Ancho:
15 mm
- Largo:
22 mm
- Encuadernación:
Papel
- ISBN
9786316647085